Vigorexia: qué es, causas, síntomas y tratamiento

La vigorexia es un trastorno que afecta a aquellas personas que se obsesionan con tener un cuerpo musculoso. Esta obsesión les lleva a adoptar conductas poco saludables en cuanto al entrenamiento y la alimentación, poniendo en riesgo su salud física y mental.

Hacer ejercicio de manera regular es fundamental para mantener una buena salud, pero cuando se practica en exceso puede convertirse en un problema. La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, se caracteriza por una percepción distorsionada del propio cuerpo, donde la persona se ve más débil o menos musculosa de lo que realmente es. Esto lleva a una obsesión por mejorar su físico a través de prácticas compulsivas como pasar horas interminables en el gimnasio, modificar drásticamente la dieta o incluso recurrir al uso de esteroides.

Características de una persona con vigorexia

Las personas que padecen vigorexia suelen tener una percepción distorsionada de su cuerpo, viéndose débiles o poco musculosas a pesar de su estado físico real. Este trastorno se clasifica dentro de los trastornos dismórficos corporales, donde pequeños defectos generan una preocupación obsesiva. Es importante diferenciar la vigorexia de simplemente entrenar en exceso, ya que los síntomas son de carácter psicológico y pueden derivar en problemas físicos.

Algunas señales para identificar la vigorexia incluyen la contemplación compulsiva en el espejo, la comparación constante con otros cuerpos, la ingesta regular de suplementos y esteroides, el estrés ante el incumplimiento del entrenamiento o la dieta, una imagen corporal distorsionada y el alejamiento de actividades sociales por dedicar demasiado tiempo al ejercicio, entre otros comportamientos compulsivos.

Causas de la dismorfia muscular

Si bien las causas exactas de la vigorexia son difíciles de determinar, existen varios factores que pueden contribuir a su desarrollo. El sexo masculino, los problemas de autoestima, las influencias culturales, los rasgos perfeccionistas, la práctica de culturismo y otros trastornos del estado de ánimo pueden favorecer la aparición de este trastorno.

Por ejemplo, se ha encontrado una mayor prevalencia de vigorexia en hombres jóvenes que practican culturismo, así como en personas con tendencia al perfeccionismo o con problemas de autoestima. Además, la presión de la cultura del «cuerpo perfecto» puede influir negativamente en la autopercepción y contribuir al desarrollo de la vigorexia.

Posibles consecuencias

Las consecuencias de la vigorexia pueden manifestarse a nivel físico y psicológico, incluyendo la amenorrea en mujeres, desgaste muscular, lesiones por sobreentrenamiento, daños hepáticos y renales por el uso de esteroides, desproporciones en el cuerpo, estancamiento en el progreso del entrenamiento y otras complicaciones. Es fundamental buscar ayuda profesional para tratar este trastorno y prevenir sus efectos adversos.

¿Cómo se diagnostica y trata la vigorexia?

El diagnóstico y tratamiento de la vigorexia suelen estar a cargo de psicólogos especializados en trastornos de la alimentación y la imagen corporal. Se utiliza la terapia cognitivo-conductual para mejorar la autoestima y la percepción de la imagen corporal, así como para reducir las conductas obsesivas y perfeccionistas.

En casos más graves, puede ser necesario complementar la terapia con fármacos como la fluoxetina para tratar la depresión, la ansiedad o los comportamientos obsesivo-compulsivos. Es fundamental diferenciar la vigorexia de otros trastornos relacionados con la percepción física y buscar ayuda profesional para un tratamiento adecuado.

Estrategias para prevenirla

Prevenir la vigorexia implica mantener un equilibrio entre el ejercicio físico y las demás actividades cotidianas. Es importante seguir las recomendaciones de salud pública en cuanto a la carga de entrenamiento semanal, descansar adecuadamente, variar los entrenamientos y mantener una alimentación equilibrada.

Además, es fundamental escuchar a nuestro cuerpo, detenernos ante signos de fatiga o dolor y no obsesionarnos con la dieta o el ejercicio. El equilibrio es clave para mantener una buena salud física y mental, evitando caer en conductas compulsivas y perjudiciales para nuestro bienestar.

Diferenciar la vigorexia del ejercicio saludable

Es importante recordar que hacer ejercicio no es algo negativo, siempre y cuando se practique de manera saludable y equilibrada. La vigorexia es un trastorno que afecta la percepción de uno mismo y puede derivar en conductas obsesivas y perjudiciales para la salud.

Si sospechas que tú o alguien cercano puede estar sufriendo de vigorexia, es fundamental buscar ayuda profesional y no dudar en consultar con un psicólogo especializado en trastornos de la alimentación y la imagen corporal. El equilibrio y la moderación son la clave para mantener una buena salud física y mental.

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