Las várices vulvares, al igual que las que aparecen en las piernas, no suelen ser graves, pero pueden causar molestias e incomodidades durante el embarazo. A continuación, te brindamos más información al respecto.
Las várices vulvares son abultamientos venosos debidos al aumento del flujo sanguíneo durante el embarazo. Aparecen generalmente alrededor de la semana 20 de gestación, aunque no todas las mujeres embarazadas las desarrollan.
Si bien no representan un peligro para la salud, en algunos casos pueden ser dolorosas y provocar molestias. Los síntomas tienden a empeorar al permanecer mucho tiempo de pie, afectando incluso la vida sexual de la mujer.
¿Qué son las várices vulvares?
Durante el embarazo, se producen diversos cambios tanto físicos como emocionales. Algunos de estos cambios pueden dar lugar a efectos secundarios, siendo la mayoría de ellos temporales. Entre las molestias que pueden surgir en esta etapa se encuentran las náuseas matutinas, la retención de líquidos, la acidez estomacal y el estreñimiento, entre otros.
Un cambio menos conocido son las várices vulvares, que consisten en abultamientos venosos en la parte externa de la vagina. Estas várices suelen aparecer alrededor de la semana 20 en las venas superficiales de la vulva, pudiendo también presentarse algunas internas.
A diferencia de las várices en las piernas, las várices vulvares no son tan comunes, manifestándose solo en alrededor del 20% de los casos de embarazo. Sin embargo, es posible que aparezcan en conjunto con las várices en las piernas o en otras zonas del cuerpo.
Síntomas
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Las várices vulvares no siempre presentan síntomas, y algunas mujeres ni siquiera las notan. Sin embargo, en ocasiones pueden ser dolorosas, especialmente a medida que avanza el embarazo y aumenta la presión venosa.
Los síntomas que pueden experimentarse incluyen sensación de presión en la zona genital, pinchazos o dolor punzante en la vagina, inflamación en los labios y protuberancias de color azulado visibles. Estas molestias pueden agravarse durante ciertas actividades, como permanecer de pie por períodos prolongados o al mantener relaciones sexuales.
¿Por qué aparecen las várices vulvares?
El aumento del flujo sanguíneo durante el embarazo, junto con la presión venosa que se incrementa a medida que crece el feto, son factores que contribuyen a la aparición de várices vulvares. Los desequilibrios hormonales propios del embarazo también influyen en la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que resulta en la acumulación de sangre en la pelvis y las extremidades, generando los abultamientos venosos.
Además de estos factores, otros elementos como la predisposición genética, la presencia de várices en las piernas, niveles elevados de progesterona y un excesivo aumento de peso pueden aumentar las posibilidades de desarrollar várices vulvares. Es importante destacar que estas no solo están relacionadas con el embarazo, sino que también pueden estar asociadas con el síndrome de congestión pélvica.
Tratamiento de las várices vulvares
Las várices vulvares no afectan el parto, ni siquiera en los partos vaginales. Por lo general, desaparecen después del parto, alrededor de las 6 semanas posteriores, sin necesidad de intervención. En caso de requerir tratamiento, este puede centrarse en aliviar los síntomas mediante medidas como el uso de prendas de soporte, medias de compresión, compresas frías y elevación de las piernas.
En situaciones de síndrome congestivo pélvico, pueden considerarse otras opciones de tratamiento como fármacos flebotónicos, embolización de venas o escleroterapia. Sin embargo, es posible que las várices vulvares vuelvan a aparecer una vez resueltas.
¿Se pueden prevenir?
Aunque no siempre es posible prevenir las várices vulvares, se pueden tomar medidas para influir en algunos de los factores que contribuyen a su desarrollo. Algunas recomendaciones incluyen evitar el uso de zapatos de tacón alto, dormir sobre el costado izquierdo, realizar actividad física moderada, evitar estar de pie o sentada por períodos prolongados, usar prendas cómodas, evitar la exposición al calor y mantener un peso saludable.
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¿Cuándo acudir al médico?
Si bien las várices vulvares suelen ser poco frecuentes, en caso de experimentar molestias en la zona de la vulva durante el embarazo, es recomendable acudir al médico para un diagnóstico adecuado y recibir las indicaciones necesarias. Aunque rara vez representan un problema grave, es importante mantener un seguimiento médico para garantizar el bienestar durante esta etapa.