Tomar cerveza durante la lactancia es un tema que suscita controversias. De un lado están quienes piensan que no reviste ningún riesgo, siempre que se haga con moderación. Del otro, los que consideran que ninguna cantidad de alcohol es segura en esta etapa.
Es un hecho que el alcohol, en cualquier cantidad, pasa a la leche materna y, por lo tanto, llega al bebé. De momento, no existen estudios en los que se indique que tomar cerveza durante la lactancia afecta al bebé, pero tampoco hay investigaciones que nieguen esto.
Si bien este tipo de bebidas tiene una baja concentración alcohólica, lo cierto es que no hay un acuerdo, ni tampoco evidencias contundentes sobre la cantidad de alcohol que resulta riesgosa. Por lo tanto, lo más sensato es tener mucha precaución al tomar cerveza durante la lactancia.
Beber cerveza durante la lactancia
Algunos especialistas sugieren que lo indicado es tomar cerveza durante la lactancia en muy baja cantidad. A su juicio, lo recomendable es no tomar más de 12 onzas de esta bebida al día, siempre que no tenga una concentración de más de 10 grados o 5 % de alcohol.
Lo anterior es equivalente a 8 onzas de licor de malta al 7 %, 5 onzas de vino al 12 % o 1,5 de cualquier licor al 40 %. En todos esos casos, hay 0,6 onzas de alcohol puro. Los partidarios de no restringir del todo el consumo de alcohol piensan que lo importante es no amamantar en las dos horas siguientes a la ingesta.
No existe evidencia de que ese bajo consumo de alcohol represente un riesgo «cero» para el bebé. Al respecto, hay dos asuntos problemáticos. El primero, que no siempre es exacta la información sobre la cantidad de alcohol que contiene una bebida. El segundo, que el estado de salud y las condiciones de cada bebé son diferentes.
La seguridad del bebé
El alcohol pasa a la leche materna de forma directa. Los niveles de esa sustancia son más elevados en los primeros 30 a 60 minutos después de la ingesta. Sin embargo, en algunos casos está presente hasta dos o tres horas después del consumo.
De todos modos, entre mayor sea la cantidad de alcohol consumido, más tiempo permanece en el cuerpo y, por lo tanto, mayor es la probabilidad de que esté presente en la leche materna por más horas. De momento, no hay ningún reporte de que beber una cerveza al 5 % cause daños a un bebé lactante.
Los factores que inciden en la permanencia del alcohol en el cuerpo son, además de la cantidad, la rapidez con que se ingiere, el peso de la madre y si se consume con alimentos o no. Todos esos factores deben tenerse en cuenta al tomar cerveza durante la lactancia.
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De otro lado, es importante tomar en cuenta que el consumo de alcohol puede afectar el juicio de la persona que cuida de un bebé. Esto pone en riesgo la seguridad del pequeño, ya que podría haber ligereza en la forma como se atiende al niño.
Supuestos beneficios de beber cerveza durante la lactancia
Hay muchos mitos y rumores sobre los supuestos beneficios de tomar cerveza durante la lactancia. Uno de los más extendidos señala que algunos componentes de esta bebida, como la cebada y el lúpulo, aumentan la producción de leche materna. No existe ninguna evidencia de esto.
Por el contrario, de lo que sí existen pruebas es de que el consumo excesivo de alcohol puede interferir con el reflejo de eyección de la leche, o sea, con lo que conocemos como «bajada de leche». La bebida inhibe la producción de oxitocina y esto reduce la producción de leche materna entre un 10 y un 25 %.
Es probable que este mito haya nacido de un hecho verificable: el alcohol aumenta los niveles de prolactina. Sin embargo, ese incremento es ínfimo y no alcanza, ni de lejos, a elevar la producción de leche materna.
Riesgos y precauciones
Lo más recomendable es que cada madre consulte con su médico sobre la conveniencia de tomar cerveza durante la lactancia. Es posible que esto sea riesgoso o, incluso, peligroso en un bebé prematuro o con ciertas condiciones médicas de vulnerabilidad.
Es importante tener presente que el nivel de alcohol en el torrente sanguíneo de la madre es el mismo que hay en la leche materna. Si, de todos modos, una madre decide tomar cerveza durante la lactancia, lo indicado es que tome en cuenta algunas recomendaciones:
- Beber de forma moderada. Lo indicado es no tomar más de una cerveza al día, o su equivalente, tal como explicamos al comienzo.
- Esperar dos horas. Lo recomendable es amamantar antes de tomar una cerveza, o dos horas después de hacerlo. De lo contrario, podría incurrirse en riesgos innecesarios.
- El peso de la madre. Las madres con mayor peso deberían esperar entre dos y media y tres horas para amamantar a su bebé. Entre más peso hay, más tarda el alcohol en eliminarse del cuerpo.
- Evitar el colecho. No se debe compartir la cama con el bebé después de haber consumido alcohol. Esto se ha asociado con el síndrome de muerte súbita del lactante.
- Extraer leche previamente. Una buena opción para tomar cerveza durante la lactancia es la de extraer leche antes de beber. De este modo, se puede alimentar al bebé con la leche extraída hasta que el alcohol haya salido del cuerpo de la madre.
- El alcohol no se libera al extraer leche. Existe la creencia de que extraer la leche después de beber alcohol hará que descienda el nivel de esta sustancia en el cuerpo. Esto no es correcto. Siempre se debe esperar entre dos y tres horas.
- La molestia de los pechos llenos. Si se siente molestia en los pechos y es necesario extraer leche antes del tiempo indicado, lo correcto es desecharla y no dársela al bebé.
- Un cuidador alternativo. Es conveniente elegir a una persona que pueda cuidar al bebé, si la madre no está disponible para hacerlo cuando ha decidido tomar cerveza durante la lactancia.
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Consulta con tu médico los riesgos de tomar cerveza durante la lactancia
El alcohol que el bebé ingiere a través de la leche materna puede provocarle múltiples afectaciones. Entre ellas: retraso psicomotor, menor rendimiento cognitivo, sedación, irritabilidad, desmedro, etc. Por eso, es muy importante tener cuidado al tomar cerveza durante la lactancia.
La mejor opción es no privarse del todo de tomar cerveza durante la lactancia, pero hacerlo con extrema responsabilidad. Esto significa beber solo de forma muy ocasional, en cantidades moderadas y siguiendo las pautas de un amamantamiento seguro.