Los sofocos son una experiencia común en la menopausia que puede afectar la calidad de vida de muchas mujeres. Su duración e intensidad está influenciada por varios factores que puedes manejar.
Cuánto duran los sofocos en la menopausia es una pregunta frecuente entre las mujeres que atraviesan esta etapa. Las repentinas y breves oleadas de calor, acompañadas a menudo de sudoración y enrojecimiento de la piel, son uno de los síntomas más comunes y molestos del climaterio.
La menopausia, que suele ocurrir entre los 45 y los 55 años, marca el final de la vida fértil de la mujer. Esta etapa trae consigo una serie de cambios hormonales significativos, siendo la disminución de las hormonas femeninas, estrógeno y progesterona, la principal causa de los sofocos.
Cuando los niveles de estas sustancias bajan, el hipotálamo —una parte del cerebro que, entre otras funciones, regula la temperatura corporal— percibe erróneamente que el cuerpo está demasiado caliente. Como respuesta, envía señales para liberar más calor y aumentar el flujo sanguíneo hacia la piel, causando enrojecimiento y sudoración.
El desequilibrio hormonal altera el funcionamiento del centro termorregulador del cuerpo, provocando vasodilatación, el aumento de la temperatura de la piel, sudoración y enrojecimiento.
En ese momento, la mujer experimenta la sensación de un calor súbito, intenso y muy molesto. Además, puede acompañarse de enrojecimiento de la piel, sensación de ahogo, palpitaciones y sudor excesivo, seguido de escalofríos por las variaciones de temperatura. Estas sensaciones pueden afectar la calidad de vida, alterando las actividades diarias y el descanso nocturno.
La aparición de los sofocos y sus causas
La menopausia, que suele ocurrir entre los 45 y los 55 años, marca el final de la vida fértil de la mujer. Esta etapa trae consigo una serie de cambios hormonales significativos, siendo la disminución de las hormonas femeninas, estrógeno y progesterona, la principal causa de los sofocos.
Cuando los niveles de estas sustancias bajan, el hipotálamo —una parte del cerebro que, entre otras funciones, regula la temperatura corporal— percibe erróneamente que el cuerpo está demasiado caliente. Como respuesta, envía señales para liberar más calor y aumentar el flujo sanguíneo hacia la piel, causando enrojecimiento y sudoración.
El desequilibrio hormonal altera el funcionamiento del centro termorregulador del cuerpo, provocando vasodilatación, el aumento de la temperatura de la piel, sudoración y enrojecimiento.
En ese momento, la mujer experimenta la sensación de un calor súbito, intenso y muy molesto. Además, puede acompañarse de enrojecimiento de la piel, sensación de ahogo, palpitaciones y sudor excesivo, seguido de escalofríos por las variaciones de temperatura. Estas sensaciones pueden afectar la calidad de vida, alterando las actividades diarias y el descanso nocturno.
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Otras causas
Además de los cambios hormonales de la menopausia, existen otras situaciones que pueden ocasionar sofocos. Padecer algunas afecciones médicas, como enfermedades de la tiroides, infecciones, leucemia u otros tipos de cáncer, pueden ser responsables de los calores.
Además, tomar ciertos medicamentos, como el tamoxifeno, utilizado para el cáncer de mama, el raloxifeno, usado para la osteoporosis y la prevención del cáncer de mama, y algunos antidepresivos pueden originar estas molestias.
Si experimentas sofocos junto con otros síntomas inusuales o si sospechas de una causa diferente al climaterio, consulta a tu médico para una evaluación adecuada.
Duración de los calores en la menopausia
La intensidad, duración y el inicio de los sofocos durante la menopausia pueden ser bastante variables entre las mujeres. Diversos factores individuales influyen en la manera en que estos síntomas incómodos se presentan.
Un episodio puede durar entre 30 segundos y cinco minutos, y puede ocurrir durante el día o en la noche, siendo estos últimos conocidos como sudores nocturnos. Pueden presentarse un par de veces al día o incluso hasta una vez cada hora.
La extensión de esta etapa con calores también es variable. Durante mucho tiempo se consideró que, en promedio, los sofocos duraban de seis meses a tres años. Pero en la actualidad, las investigaciones consideran que en la mayoría de las mujeres pueden extenderse alrededor de siete años desde el inicio de los síntomas hasta su finalización. De todos modos, en algunas se prolongan mucho más.
Los episodios de calor repentino pueden durar desde unos pocos meses hasta varios años.
¿Cuándo empiezan y cuándo terminan?
Algunas comienzan a experimentar episodios de calor repentino durante la perimenopausia, que es el período de transición antes de la menopausia. Esto ocurre alrededor de los 40 años, cuando los niveles de estrógeno y progesterona comienzan a disminuir, pero aún hay algunos sangrados irregulares. Otras, en cambio, solo presentan síntomas desde la menopausia propiamente dicha, cuando ya no hay menstruación.
Los sofocos pueden culminar una vez que la mujer entra en la posmenopausia, que es cuando ha pasado un año desde su último período menstrual. En contraste, otras pueden enfrentarse a calores persistentes que pueden durar muchos años, incluso una década o durante toda su vejez.
No todas las mujeres experimentan los sofocos de la misma manera. Algunas pueden tener síntomas leves o casi imperceptibles, mientras que otras pueden encontrarlos intensos e inoportunos. Además, cabe anotar que existen hábitos o suplementos que ayudan a evitarlos.
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Factores que influyen
Los bochornos en la menopausia pueden ser influenciados por una variedad de factores. Estas son algunas situaciones que estarían vinculadas a calores más intensos, frecuentes y duraderos:
- Estrés
- Fumar
- Obesidad
- Ropa ajustada
- Clima caliente
- Comida picante
- Consumo de cafeína
- Consumo de alcohol
- Factores hereditarios
- Problemas de tiroides
- Bajos niveles de estrógeno
- Ser de descendencia afroamericana
- Sedentarismo o poca actividad física
- Medicación crónica con tamoxifeno, raloxifeno o antidepresivos.
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Identificar y actuar sobre los factores que intensifican o desencadenan los sofocos puede ayudar a las mujeres a disminuir su frecuencia e intensidad, lo que se traduce en una mejora en su calidad de vida.
Consejos para manejar los bochornos
Los sofocos son una manifestación natural de la menopausia que, en muchos casos, no requieren tratamiento ni intervención. Sin embargo, a veces, estos episodios pueden ser muy incómodos y afectar de manera significativa tu calidad de vida.
En tales casos, de seguro te preguntas cómo combatir los bochornos de la menopausia. Debes saber que existen varias estrategias efectivas que vale la pena considerar:
- Bebe suficiente agua.
- Realiza ejercicio de manera regular.
- Evita el alcohol, el tabaco y la cafeína.
- Usa ropa ligera, transpirable y adecuada a la temperatura ambiental.
- Practica técnicas de relajación, como la respiración profunda, el mindfulness y el yoga.
- Dedícate tiempo para relajarte, hacer las cosas que te gustan y descansar para disminuir los niveles de estrés.
- Discute con tu médico sobre la posibilidad de utilizar remedios naturales como infusiones de hierbas o técnicas como la acupuntura.
- Consulta con tu médico sobre terapias hormonales o medicamentos no hormonales que puedan ser adecuados para tu caso específico.
- Sigue una dieta equilibrada, rica en verduras y alimentos que contengan fitoestrógenos, como la soja y el lino. Además, reducir el consumo de carnes rojas también puede ser beneficioso.
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Estas estrategias combinadas pueden ayudarte a manejar y reducir la frecuencia de los sofocos, mejorando tu calidad de vida durante la menopausia.
Sobrellevar las molestias de la menopausia
La duración de los sofocos en la menopausia varía entre las mujeres y está vinculada a distintos factores. A veces, las molestias se presentan durante algunos meses, y en otras oportunidades, se extienden por varios años.
Sea cual sea tu caso, entender las causas subyacentes y adoptar algunas estrategias sencillas, como cambios en la dieta, ejercicios o hábitos saludables, puede ayudar a mitigar su impacto en tu calidad de vida. Si las molestias son muy intensas o frecuentes, no dudes en consultar a tu médico de confianza sobre las alternativas disponibles para sobrellevar esta etapa de transición.